- Samuel Prieto Rodríguez
Del monopolio al duopolio y luego... Logos, historias y mitos

“Nace hoy una nueva imagen en la TV mexicana”, decía el encabezado. Pero no, no se refería a la nueva cadena que inicia transmisiones en el año 2016 porque este ejemplar del periódico El Universal corresponde al lunes 8 de septiembre de 1973, en el siglo pasado.

La nota era que Telesistema Mexicano, empresa que ya concentraba a los canales 2, 4 y 5, sumaba también a Televisión Independiente de México, concesionaria del entonces canal 8, para crear Televisión Vía Satélite, mejor conocida por su siglema: Televisa, el monopolio de la producción, el contenido, la información y la audiencia.
Televisa siempre ha sido una empresa fuera de la ortodoxia. En Estados Unidos, las cadenas más poderosas y longevas, NBC, CBS o ABC tienen tradicionalmente una red nacional, programación local en los mercados que consideran rentables o estratégicos, y canales de cable o nicho. Televisa tiene todo eso, pero más de una red de TV abierta. Lo mismo sucede con la actual TV Azteca que cuenta con 2 cadenas nacionales.
Y aquí la develación del primer mito. Como ya decíamos en una entrada anterior de este blog, Imagen Televisión no es la tercera sino la octava cadena considerando que los canales comúnmente conocidos como 2, 5, 7, 9, 11, 13 y 22 son redes. Es decir, no todo en el espectro nacional son Las Estrellas, Azteca Trece y ahora Imagen.

Una historia: En 1983, el gobierno decidió que la red de Televisión Rural de México ya no era necesaria para sus propósitos originales, particularmente la teleprimaria y telesecundaria, y que no tenía sentido que sus recursos de radiodifusión y producción de TV estuvieran tan pulverizados. Así, TRM, la Productora Nacional de Radio y Televisión (Pronarte) y Corporación Mexicana de Radio y Televisión (Canal 13), entre otras entidades, fueron aglutinadas en una sola: el Instituto Mexicano de Televisión. Para 1985, el siglema se convirtió en su marca: Imevisión.
El canal 13 ya era una red nacional, pero las estaciones de TRM daban para crear otra más. El problema era el espectro en la Ciudad de México, así que la disposición fue que el canal 8, en manos de Televisa, se mudara al 9 con el premio de permitirle convertirse en una cadena. Después de todo, el monopolio, al menos en el papel, estaba por terminar con la llegada de Imevisión a las pantallas mexicanas. Así se abrió paso a la red nacional 7.

Además de las cadenas nacionales 7 y 13, Imevisión operaba los canales locales 22 de la Ciudad de México, que publicitaba como un cinecanal, el 8 de Monterrey, el 2 de Chihuahua y el 11 de Ciudad Juárez. Antes de la privatización en 1993, el Estado decidió que el canal 22 no estaría en el paquete y lo cedió al entonces Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. Las frecuencias de Monterrey y Chihuahua fueron asignadas a otras entidades.
De esta historia sale otro antecedente. El 13 no es la primera cadena en la televisión mexicana en cambiarse de frecuencia, aunque lo diferente es que su memoria, tradición, legado e identificación tienen mucho más arraigo con ese número.


El 2 sigue en el 2 y ahí se queda. Su sintonía continúa en el 2.1 como desde el apagón analógico. Lo que ha ido cambiando, como es normal en toda evolución, es su imagen. Fue el canal de las estrellas por décadas, hasta el 22 de agosto cuando hizo un cambio de bastante fondo: no eliminó a las estrellas sino al canal. A partir de esa fecha se asumió como una plataforma integrante de un ecosistema digital multiplataforma que incluye TV de paga, telecomunicaciones y servicios de video bajo demanda. La jugada le salió bastante mal y de a poco, sin reconocerlo, está regresando a su naturaleza de televisión abierta.

El duopolio está bien identificado con 2 logotipos que han ido evolucionando al paso de sus estrategias. En 1992, el de Imevisión ya había caído en el desuso y el olvido como imagen institucional porque el canal 7 se había vuelto únicamente un repetidor de la programación del 13, así que el gobierno decidió crear una identidad gráfica nueva para la empresa que estaba por vender. El diseñador Javier García Rivera propuso 5 figuras de color gris que, unidas, representan un águila estilizada, animal muy identificado con los guerreros de élite de la cultura Azteca.
Ya privatizada la televisora, en 1993 el águila se volvió negra sobre fondo verde, con una placa que decía TV Azteca en letras amarillas. Para 1994 una alianza estratégica pero fugaz con NBC importó los colores de su logotipo, pero con el orden invertido y las palabras Televisión Azteca en tipografía Times New Roman. Dos años más tarde, Televisión fue sustituida por TV y el emblema permaneció sin cambios durante los siguientes 15 años. En 2011 la empresa se renombró sólo como Azteca para enfatizar un nuevo enfoque multiplataforma, se redondearon las puntas del logo y se modificó la tipografía. En 2015 se le devolvió el término TV al nombre, al centrar su estrategia empresarial en la coproducción de contenidos para sus canales de televisión abierta y su distribución posterior en plataformas externas en vez de crear otras propias.

El distintivo de televisa fue creado en 1972 por el afamado arquitecto mexicano Pedro Ramírez Vázquez y representa el ojo del hombre observando el mundo mediante una pantalla de televisión. En 1981 se le despojó de las letras, las 10 líneas se volvieron de color naranja y el círculo central se hizo amarillo. Una década después recuperó la leyenda Televisa con una tipografía de acuerdo con la época. Pasado el cambio de siglo, en 2001 se modernizó convirtiendo el círculo en una esfera, reduciendo a 8 las líneas y refrescando nuevamente la tipografía. Ya en 2016, con el afianzamiento de la estrategia empresarial del universo multiplataforma, el rediseño se puso en sintonía.

Ahora toca el turno a Imagen Televisión de iniciar su propia historia en el canal 3.1. Sus antecedentes son Cadenatres y Excélsior TV, en el canal 28.

El Grupo Imagen Multimedia ya está englobando a su multiplataforma de impreso, internet, radio y televisión bajo la identidad gráfica diseñada por el prestigiado despacho neoyorkino Chermayeff & Geismar & Haviv. Que este logotipo sea el abrigo visible de una historia entrañable que sume a la evolución de la industria.