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  • Samuel Prieto Rodríguez

Mexicanglish, el libro de Nacho Núñez derribando muros lingüísticos


Nada más imaginemos la escena: Un mexicano quiere cruzar una calle en Estados Unidos y al lado está un matrimonio intentándolo también. En eso, pasa un coche a tal velocidad que pisa con la llanta una piedra que sale disparada justo hacia la cabeza del marido. El señor se desmaya, su mujer trata de despertarlo y en eso llega un policía. Como el mexicano es testigo, lo aborda y le pregunta:

—Did you see what happened here? (¿Viste lo que pasó aquí?)

—Yes –contesta–

—Name?

El paisano, quien aprendió inglés con un diccionario, responde:

—Almost-can-see Fountains Pigeon-houses (Casimiro Fuentes Palomares)

—How was it? (¿Cómo estuvo?) –pregunta el policía–

El mexicano relata:

—I was stop here (Yo estaba parado ahí). The car came made the mother (El carro venía hecho la madre). The wheel gave a mega-gay to the stone (La llanta le dio un putazo a la piedra). The stone flew with mother (La piedra voló con madre) and hit the man in the one hundred (y le pegó al señor en la sien). The woman put the kitchen helper shout in the heaven (La mujer pegó el pinche grito en el cielo). and said: ‘old, old, old... do not suck!’ (y le dijo: ‘¡viejo, viejo, viejo… no mames!’) but the bull never came back in yes again (pero el buey nunca volvió en sí otra vez).

Todo destanteado, el policía le pregunta:

—And, where is the car? (¿Y dónde está el coche?)

Y el señor contesta:

—It peel rooster! (¡Peló gallo!)

Entender la teoría cuántica es bastante posible, no se diga el teorema de Pitágoras y, ya inspirados, hasta lo que una mujer quiere. Pero a ver, pídanle a alguien de cualquier otro país y más si habla otro idioma, que entienda el lenguaje cotidiano de un mexicano. Digo, porque aprender y hablar español, como sea. Pero entenderle a un mexicano, todo un muro ¿no?

Si Donald Trump planea construir uno, a Nacho (Natxo) Núñez, investigador como es, minucioso, acucioso y “contreras” de todo, le dio más bien por derribar otro. De eso se trata Mexicanglish, el Compendio de Español Mexicano, su libro más reciente de 188 páginas que se puede conseguir por sólo 49 pesitos, menos de lo que cuesta una chela en un antro, en este link a iTunes.

Y es que en serio, este tema es muy serio. Pongámonos en los zapatos de un londinense que tomó un curso intensivo de español para vacacionar en tierras mexicanas. ¿Cómo entendería que alguien le dijera “estás muy verde”, “se clavaron tu lana”, “ya te llevaron al baile” o “no vayas a estirar la pata”? ¿O incluso cosas mucho más cotidianas como las variables múltiples y multiusos del verbo chingar? En otros idiomas como el inglés, para que no nos vean la cara de what recurrimos a herramientas como el Urban Dictionary en internet, pero hasta ahora no había algún equivalente para entender el mexicanglish.

Hay que enviarle un ejemplar a Donald Trump. En una de estas, nos entendemos mejor a la hora de renegociar el Tratado de Libre Comercio, hablar de las deportaciones o del inicio de la colecta con redondeo en el ticket de los centros comerciales para pagar el muro.

Nacho explica así su compendio. Esta es la introducción del libro que, como buen hablante de mexicanglish, no le pedí permiso para publicarla en este blog, pero espero que no la haga de jamón:

“Este libro no pretende ser un tratado de lingüística o algo por el estilo. Ya veo a los ínclitos defensores de las buenas letras con los pelos de punta. Dirán que esta recopilación de modismos y monerías del mexicanglish es una afrenta a sus estudios, pero no. No podrán negar que, lo aquí consignado, es real, existe y es la forma real como hablamos los mexicanos.

Así que sin más preámbulos tratemos de entender por qué para un extranjero es difícil entender a los mexicanos.

Casi es seguro que en sus clases de español no tomaron en cuenta los modismos, las frases hechas, las metáforas, el albur, el doble sentido, las derivaciones de la lengua, la variedad de significados de las palabras como madre, pedo, huevo y fregada.

Hay cientos de expresiones cuya traducción literal es francamente ridícula. Para un extranjero debe ser una pesadilla aprender el español en un país como México, donde las expresiones cotidianas tienen un sinfín de significantes.

Aquí osamos bautizar todas esas variantes del “mexicano”, casi como los ingredientes de una lengua nueva o tan mezclada como el llamado portuñol de Brasil, o el spanglish de los Estados Unidos. Aquí le hemos llamado por decreto el mexicanglish”.

Obra altamente divertida y recomendable.

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