top of page
  • Samuel Prieto Rodríguez

Populismo vs periodismo. Ahora también Estados Unidos


Las discusiones se salen de repente de sus cauces y se revuelven. Se confunde estilo con contenido, forma con fondo, narrativa con tema. Por un lado, dice Carlos Slim con mucha razón, “Trump no es Terminator es Negociator” y su estilo es aplastar al débil y negociar con el fuerte. Eso es estilo.

Contenido es otra cosa. Es lo que importa. Cuál es su política sobre el libre comercio, la migración, México, el Oriente Medio, la OTAN, Rusia, Siria, los refugiados y un largo, muy largo etcétera. Confundir forma y fondo es lo que muchos están haciendo, por supuesto, acostumbrados a que tradicionalmente en política forma no es sólo fondo, lo es todo.

¿Se puede dirigir a una nación como se dirige una empresa? No y se ha demostrado muchas veces. Trump no es el primer empresario en llegar al poder en un país e intentarlo. La experiencia histórica ha sido desastrosa en otras naciones, la diferencia es que esa es la más poderosa e influyente del planeta.

La estrategia de marketing de la campaña y ahora presidencia del nuevo mandatario, muy bien alineada con su perfil y objetivos políticos, tiene a Estados Unidos profundamente dividido en bandos. Con uno es despiadado y con el afín juega al populismo. Como anillo al dedo considerando que el populista necesita por fuerza de un enemigo interno y uno externo para desarrollar su narrativa de superhéroe salvador del pueblo. Su estrategia de medios no es caótica como parece a simple vista. Tiene objetivos claros y bien trazados en función de todo ese discurso.

El nuevo estilo es que las alertas automáticas de un tuit presidencial son indispensables tanto para los periodistas como para los mercados bursátiles. Trump eligió a Twitter como su canal de comunicación, aun cuando poco antes de su toma de protesta dijo a la cadena Fox que odia tuitear pero que lo hace como su manera de enfrentar a los medios de comunicación que considera deshonestos.

Nada más entrando en funciones, fue a reconciliarse con la CIA y ahí declaró sus fobias mediáticas: "Estoy con ustedes en un mil por ciento. El motivo por el que ustedes son mi primera visita es que estoy embarcado en una guerra con los medios. Están entre los seres humanos más deshonestos de la tierra".

Su secretario de prensa, Sean Spicer, no tuvo el más mínimo problema en estrenarse públicamente regañando a los periodistas y diciéndoles qué deben minimizar y a qué darle importancia. El malestar era la comparación fotográfica que ya se había vuelto viral, que muestra la poca asistencia de personas a la inauguración de Trump en comparación con la de Obama.

Les dijo que sus reportes al respecto eran imprecisos y que mejor voltearan a ver el retraso en el Senado para confirmar a Mike Pompeo como nuevo director de la CIA. “Eso es de lo que deberían estar escribiendo y cubriendo”. Tras escucharlo y aun atónitos, Glenn Thrush del New York Times escribió en Twitter: “con la quijada en el suelo” y Karen Tumulty del Washington Post dijo que la afirmación de Spicer fue escalofriante.

Y los encontronazos no han cesado. Los misiles trumpistas se han dirigido particularmente a esos 2 medios con una ira y una virulencia que se acentúan con la precipitación de escribir tweets impulsivos al grado de que ya ni los teclazos o la ortografía importan.

Otros medios señalados e incluso vetados en momentos por Trump son NBC, CNN, BuzzFeed, Univision y una lista bastante más larga que llega incluso a la televisora pública PBS, que también había mostrado cómo la ceremonia de inauguración fue una imagen representativa de la baja popularidad del nuevo mandamás de la Casa Blanca.

Por supuesto, no todos los medios están en la lista trumpista del lado oscuro de la fuerza. Hay medios y periodistas que lo apoyan dentro y fuera del territorio estadounidense y otros que buscan la objetividad navegando en la gama de grises en vez de ir directo al blanco o al negro.

¿Cómo es hacer periodismo libre, particularmente si es crítico, en un régimen populista? Un verdadero problema. En la experiencia internacional, Venezuela es el ejemplo más claro y hay otros actuales o recientes como Bolivia, Ecuador y Argentina. ¿Le llegó la hora de pasar por esas al periodismo estadounidense?

El populismo puede ubicarse en cualquier parte del espectro político. En las izquierdas, las derechas, los conservadurismos y los liberalismos, casi siempre con posiciones radicales y altisonantes. Veamos si Donald Trump corresponde con el estereotipo de un populista. El escritor Enrique Krauze establece 10 rasgos específicos:

1. El populismo exalta al líder carismático. No hay populismo sin la figura del hombre providencial que resolverá, de una buena vez y para siempre, los problemas del pueblo. ¿Como el arengar que Estados Unidos recupere su grandeza y sus empleos perdidos por culpa de los acuerdos comerciales que ha firmado y luego extorsionar a la industria que maquila en el exterior con aranceles desproporcionados?

2. El populista no sólo usa y abusa de la palabra, se apodera de ella. La palabra es el vehículo específico de su carisma. El populista se siente el intérprete supremo de la verdad general y también la agencia de noticias del pueblo. ¿Como el hacer declaraciones escandalosas en Twitter y calificar a los periodistas y medios de comunicación como deshonestos?

3. El populismo fabrica la verdad. Los populistas llevan hasta sus últimas consecuencias el proverbio latino "Vox populi, Vox dei". Pero como Dios no se manifiesta todos los días y el pueblo no tiene una sola voz, el gobierno "popular" interpreta la voz del pueblo, eleva esa versión al rango de verdad oficial y sueña con decretar la verdad única. ¿Como tachar a los migrantes mexicanos de criminales en el peor y como ladrones de empleos y oportunidades en el mejor de los casos para justificar la construcción de un muro fronterizo?

4. El populista utiliza de modo discrecional los fondos públicos. No tiene paciencia con las sutilezas de la economía y las finanzas. ¿Como firmar una orden ejecutiva para retirar los fondos federales a las ciudades santuario por no alinearse con su política migratoria?

5. El populista reparte directamente la riqueza, pero no gratis. Focaliza su ayuda y la cobra en obediencia. ¿Como reunir a los altos ejecutivos de la industria automotriz para ofrecerles incentivos fiscales si mantienen sus fábricas en Estados Unidos pero también con la amenaza de impuestos estratosféricos si hacen lo contrario?

6. El populista alienta el odio de clases. El populista no busca por fuerza abolir el mercado: supedita a sus agentes y los manipula a su favor. ¿Como reactivar la construcción de un oleoducto de Keystone XL que estaba detenida por socavar un acuerdo de cambio climático del gobierno anterior y otro de Dakota Access aunque la tribu Soux sigue en desacuerdo porque contaminaría el agua potable y profanaría sitios nativos?

7. El populista moviliza permanentemente a los grupos sociales. El populismo apela, organiza, enardece a las masas. ¿Como las que identificó en su target político durante la campaña y las azuzaba con discursos de odio que ocasionaron una división social aún más acentuada?

8. El populismo fustiga por sistema al "enemigo exterior". Inmune a la crítica y alérgico a la autocrítica, necesitado de señalar chivos expiatorios para los fracasos, el régimen populista (más nacionalista que patriota) requiere desviar la atención interna hacia el adversario de afuera. ¿Como las acusaciones virulentas y constantes hacia México al que acusa de tomar ventaja del Tratado de Libre Comercio y de no controlar la migración?

9. El populismo desprecia el orden legal. Lo que es justo es lo que el propio líder decreta. ¿Como las descalificaciones que hizo a las marchas masivas de protesta que sucedieron el sábado inmediato a su toma de posesión?

10. El populismo mina, domina y, en último término, doméstica o cancela las instituciones de la democracia liberal. El populismo abomina de los límites a su poder, los contrarios a la "voluntad popular". ¿Podría esperarse que Trump termine haciendo esto dada su actitud de romper formas y protocolos guiado por su filosofía pública de no ser políticamente correcto?

Que conste, a cada una de las características básicas del populista, sobre Donald Trump sólo hago preguntas.

Si el presidente de Estados Unidos es un héroe o un villano para su país y/o para el mundo, eso está en el análisis y la conclusión de cada quién. Lidiar con sus formas por cierto nada transparentes en búsqueda del fondo, que es el trabajo del periodismo, ese sí es un problema.

#Fenómenosmediáticos #Periodismo

bottom of page