- Samuel Prieto Rodríguez
Del smartphone al cine, lo nuevo de Netflix en todas las pantallas

Contenidos diseñados para verse en el smartphone pero sin dejar la rivalidad con la televisión, hacerle la competencia también al cine y hasta terminar una película original de Orson Welles abandonada en 1976, ofrecer en las series la opción de que el espectador elija el final, interactividad y más. Evolucionar o morir. Para Netflix no es ningún secreto.
"No es inconcebible tomar una copia maestra y hacer un corte diferente para móviles", comenta Neil Hunt, el jefe de producto de Netflix. "Es algo que vamos a explorar en los próximos años". Visualmente, la diferencia consistiría en los encuadres. Cuando son muy abiertos, se vuelve difícil apreciarlos en una pantalla de 5 pulgadas o menos sobre todo si incluyen acciones importantes en la trama de la historia en segundo plano. Así, no es que el contenido vaya a ser necesariamente distinto para un smartphone que para una smart TV, sino producido de la manera adecuada para cada necesidad.
Eso será en el futuro cercano. Por ahora, lo que ya está sucediendo es la implementación de la tecnología HDR para grabar desde origen y eso permite que las imágenes se vean mucho mejor hasta en los dispositivos móviles. La sigla significa High Dynamic Range, o sea, Alto Rango Dinámico. En términos sencillos, lo que hace es abarcar un rango mucho mayor de niveles de exposición en cada una de las zonas de una imagen. ¿Le ha pasado que intenta tomar una fotografía pero tiene que elegir entre que el objetivo se vea bien pero el fondo salga demasiado claro o que se vea como se debe pero el objetivo salga demasiado oscuro? Bueno, eso es lo que corrige el HDR. De esa manera toda la imagen se capta con el color y la brillantez correctos.

Además, a la hora de la postproducción los resultados son mucho más nítidos y espectaculares porque el proceso de corrección de color logra contrastes mucho mejores y colores mucho mejor definidos.

Hunt habló de esto durante un evento en la central de Netflix en Los Gatos, California, donde centró la atención en la serie Iron Fist, producida con este sistema que las generaciones más recientes de teléfonos móviles inteligentes ya son capaces de decodificar.

Pero la pantalla chica y la muy chica no lo son todo en el universo de Netflix. La pantalla grande es igual de importante. Cuando Bright, la próxima película de Will Smith con un presupuesto de 90 millones de dólares y una trama entre policiaca y de ciencia ficción se estrene este año, tendrá todos los ingredientes de un éxito de Hollywood excepto uno: no será necesario ir al cine para verla sino únicamente abrirla en el servicio de video en streaming más popular del planeta.
Ese es otro giro nuevo en el negocio. Ahora, además de competir con la televisión con series tan exitosas como House of Cards o Stranger Things, Netflix también lo hace con la industria cinematográfica a una escala tan importante como 30 películas a estrenar durante este 2017, desde obras de bajo presupuesto hechas por productoras pequeñas e independientes hasta carísimos y ambiciosos filmes al estilo hollywoodense.
Es una gama bastante más grande que la realizada por la mayoría de los grandes estudios y por supuesto, no obedece a una idea loca sacada de la manga sino a toda una estrategia. Netflix dio a conocer el trailer de Bright en un comercial durante la pasada entrega de los Oscar.
Esa misma noche, su competidor Amazon ganó tres premios, incluyendo dos por Manchester by the Sea, y el anfitrión Jimmy Kimmel bromeó sobre el presidente ejecutivo de esa empresa, Jeff Bezos, quien estaba presente en la ceremonia, mientras que la gente de Reed Hastings sólo se llevó una estatuilla por el documental The White Helmets. Así que también queda claro que Netflix tiene que producir más y con más calidad, no sólo baratijas con Adam Sandler y otras por el estilo.
De hecho, está aventurándose a terminar la compleja película The Other Side of The Wind que Orson Welles comenzó en 1969 y abandonó en 1976, que es una sátira del Hollywood de aquella época, protagonizada por John Huston, Bob Random, Peter Bogdanovich, Susan Strasberg y Oja Kodar.

El filme quedó básicamente listo para los últimos pasos, es decir, el montaje final, poner banda sonora y mezclar. ¿Fácil? Para nada. Son 1,083 rollos de película en negativo, unos en blanco y negro, otros en color, fotografía estática, 8, 16 y 35mm que hay que escanear en 4K para procesarlos. ¡Ah! Y además revisar a detalle las bastante enredadas y complicadas notas del propio Orson Welles sobre cómo planeaba la edición final.
Todo lo que acabamos de contar es para tener bien atendidos todos los segmentos del mercado audiovisual y tamaños de pantallas. Pero no hemos terminado. Las series, que son la esencia y el origen del éxito de Netflix no pueden quedar desatendidas.
Lo nuevo que están planeando en realidad no es tan nuevo porque la opción ya existía cuando todo eran DVDs: elegir el final de la historia. Así, si el usuario está de buen humor puede optar por un final feliz o matar al protagonista si anda con un estado de ánimo oscuro. Pero los primeros experimentos no serán tan radicales sino en programas para niños. Si funcionan, entonces ya pensarán en producciones más elaboradas.

Cabe decir que se trata de una ruta hacia una mayor sofisticación. Lo que están buscando es desarrollar tecnologías para contar historias complejas y con bastantes subtramas en que el usuario pueda desplazarse de maneras distintas, raras y fragmentadas a capricho, dejando a un lado el verlas linealmente pero conservando la coherencia. Aun no tienen claro cómo van a lograrlo pero ese es el objetivo.
Evolución, tecnología, creatividad y nuevas formas de producción audiovisual. Al parecer, lo único que no hay es límite.