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  • Samuel Prieto Rodríguez

El misterio de Tecnoradio y la desconfianza en la autoridad


Analistas, periodistas y la propia industria de la radiodifusión se declararon sacados de onda cuando Tecnoradio resultó ganadora de las ondas hertzianas para 34 estaciones en FM y 3 en AM distribuidas en el territorio nacional, que son más del 20 por ciento de las 178 por las que el Instituto Federal de Telecomunicaciones recibió ofertas.

La suspicacia mayor es porque, de buenas a primeras, un agente económico que entró al juego como una especie de fantasma del que nadie sabía públicamente su origen, trayectoria empresarial y personajes que lo encabezan obtuvo presencia radiofónica en 18 estados sólo por ser el mejor postor de las frecuencias que ganó con 287.58 millones de pesos.

¿Quién está detrás de Tecnoradio? ¿De dónde sale el dinero? Esas preguntas son sólo el inicio de cualquier cantidad de suspicacias, dudas, especulaciones, chismes, “sospechosismos”, incredulidades y demás enredos propios de la naturaleza humana incluida la de opinólogos y comentócratas.

“Tecnoradio ha sido cuestionada por el hermetismo con el que las autoridades cuidan la identidad de sus socios”, escribió Raymundo Rivapalacio en El Financiero. “Tecnoradio huele a prestanombres”, tituló Jesús Rangel una de sus columnas en Milenio. “El tema es tan delicado que incluso podría tratarse de lavado de dinero y poner en riesgo la totalidad de la licitación de radio del IFT”, afirmó en su columna de El Universal el director de información de Televisa, Javier Tejado, quien hace notar que “otro punto no menor es que el acta notarial en la que Tecnoradio cambia su Consejo Directivo (y en donde entra Alí Eduardo Bañuelos) se oficializó el 28 de julio de 2016, pero el plazo para inscribirse en la licitación de radio ante el IFT venció un día después, el 29 de julio, así que Tecnoradio fue el último jugador en inscribirse y lo hizo en el último momento posible”.

Entre los especialistas en telecomunicaciones, Irene Levy escribió en su columna de El Universal que “Tecnoradio, conocida entonces con el 05324, tuvo un comportamiento agresivo con sus ofertas y marcó, en muchas de las plazas, el curso de la subasta. Otro dato que influyó en el proceso fue la caída del sistema electrónico que contrató el IFT, lo que trajo como consecuencia incertidumbre, especulación y que los participantes perdieran la racionalidad de su estrategia. Asimismo, el diseño de la licitación fue vulnerable y permitió a algunos participantes, como Tecnoradio, ‘administrar’ el proceso en detrimento de la sana competencia”.

Llamó bastante la atención de radiodifusores clásicos y especialistas que las posturas terminaran incrementando hasta 22 veces los valores mínimos de referencia, por lo que varias de estas nuevas frecuencias no serán rentables durante varios de sus primeros años de operación. Tecnoradio, por ejemplo, apostó 55 millones 500 mil pesos para quedarse con una señal de FM en Playa del Carmen aunque no logró hacerse de otra en Cancún que le ganó el Grupo Radio Centro. El nuevo radiodifusor también hizo la oferta más alta para una frecuencia de Amplitud Modulada con 19 millones 100 mil pesos en Querétaro.

Dadas las circunstancias, ¿por qué tanto misterio? ¿Por qué la autoridad no lo aclara? Resulta que el diseño de las leyes y las reglas permite mantener ocultos durante el proceso a los personajes detrás de la adjudicación de un bien público tan importante.

“Estamos impedidos legalmente para revelar los nombres de los accionistas de cada una de las empresas. Esto es porque es justamente información que está protegida por las leyes federales y General de Transparencia y Acceso a la Información Pública, en ese sentido no podemos nosotros revelar esta información que pues es considerada justamente como confidencial”, explica Alejandro Navarrete, titular de la Unidad de Espectro Radioeléctrico del IFT. “Todo el resto de la información que no tenga ese carácter de confidencial, se hará público al final del proceso continuando con la mecánica de transparencia que hemos privilegiado durante todo el proceso de la licitación”.

El periódico El Universal afirmó que uno de los accionistas de Tecnoradio era el actual director del Instituto Mexicano de la Radio, Carlos Lara Sumano, lo que habría agregado a la trama un conflicto de intereses. Sin embargo, el funcionario negó ser propietario de esa empresa aunque sí reconoció haberla fundado en sociedad con Cenobio Alfonso Amilpas Godínez, exdirector de áreas relacionadas con la radiodifusión y las telecomunicaciones en la Secretaría de Comunicaciones y Transportes.

El problema es que al hacer la aclaración durante una entrevista con Joaquín López-Dóriga, Lara Sumano dijo que vendió sus acciones de Tecnoradio pero no sabe a quién. Otro absurdo igual a la pregunta simple de para qué necesitarían los actuales dueños comprar una empresa que no tenía ni operaba ninguna radiodifusora si podían crear una desde cero para participar en la licitación.

Para acallar las especulaciones y evitar otras nuevas, los propietarios de Tecnoradio no han salido a dar la cara frente a la opinión pública pero sí emitieron un comunicado. Se trata de Alí Eduardo Bañuelos Santana, René Padilla Páez y Francisco Javier Márquez Lozano, quienes mantienen su anonimato lo más resguardado posible incluso en Google.

Lo que sabemos por ahora es que Alí Eduardo Bañuelos Santana, presidente y apoderado legal, también es directivo en Diamond-Electronics, empresa que ganó 3 licitaciones por 4,672.2 millones de pesos en total para proveer a la Secretaría de Comunicaciones y Transportes de televisores digitales que repartió entre la población de escasos recursos por el apagón analógico. Es ingeniero en sistemas electrónicos y maestro en ingeniería electrónica y telecomunicaciones por el Tec de Monterrey, además tiene un MBA por la escuela de negocios McCombs de la Universidad de Austin. Trabajó en Motorola de 1994 a 2012 y desde 2013 está en Diamond Electronics como director de negocios de telecomunicaciones de Polaroid, una de las marcas filiales, que lanzó una línea de smartphones en junio de 2016.

¿Tiene Bañuelos, junto con sus socios, 287.58 millones de pesos para pagar la contraprestación que ofrecieron por las 37 frecuencias de radio? El IFT está obligado a revisar la autenticidad de cada documento que entreguen los postores como parte de los requisitos de la licitación y recibir el pago entre el 3 de abril y el 22 de mayo. Si Tecnoradio cumple, obtendrá sus títulos de concesión entre el 26 y el 28 de junio. Después de eso tendrá que invertir al menos otros 240 millones en transmisores, estudios, locutores, técnicos y demás elementos necesarios para echarlas a andar.

#Finanzas #Radio

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