- Samuel Prieto Rodríguez
Trump, el fuego y la furia

Es la bomba mediática mundial para iniciar el año. El escandaloso presidente de la nación más poderosa del planeta descrito de una forma que, mínimo, escandaliza más.
Bueno, él mismo intentó detener la publicación del libro Fire and Fury, inside the Trump White House (Fuego y furia, dentro de la Casa Blanca de Trump), que por las dudas terminó publicándose el viernes 5 de enero, cuatro días antes de la fecha anunciada originalmente.

“Michael Wolff es un perdedor total que inventó historias para vender este libro realmente aburrido y mentiroso. Utilizó a un descuidado Steve Bannon, quien lloró cuando lo despedí y me rogó por su trabajo. Ahora, el descuidado Steve ha sido abandonado como un perro por casi todos. ¡Muy mal!”. Vaya que está enojado.
Antes, ya había sentenciado en un comunicado: “Steve Bannon no tiene nada que ver conmigo o con mi presidencia. Cuando fue despedido no sólo perdió su trabajo, perdió la cabeza”.
El autor del libro también lo es de varios otros sobre medios de comunicación y colaborador habitual de USA Today, The Hollywood Reporter y la edición británica de GQ. Dice que siguió los pasos de Trump, su campaña y su administración durante un año y medio en el que hizo 200 entrevistas con figuras clave.

¿Qué cuernos dice que es tan polémico y causa tanto fuego y furia al jefe de la Casa Blanca? Claro, unos días antes se publicaron varios extractos, sobre todo en inglés, como en New York Magazine y en GQ.
Veamos algunos de los puntos más controvertidos del libro. Ah, pero antes, si usted está pensando en conseguirlo y leerlo, sálgase ahora mismo de este artículo, vea otros contenidos de El Despacho del Productor, vaya a su red social favorita o a cualquier otra parte porque justo en este punto comienzan los spoilers.
Sobre la investigación de Rusia:
1. La primera y multicitada bomba es justo la que encendió la ira del mandatario contra su ex estratega en jefe, Steve Bannon: la revelación de que llamó “traidor” al primogénito del entonces candidato presidencial por reunirse con la abogada rusa Natalia Veselnítskaya, señalada por sus nexos con la alta jerarquía del Kremlin, en busca de información que empañara la campaña de la demócrata Hillary Clinton. Según lo expuesto en el libro, Bannon también arremetió contra Jared Kushner y Paul Manafort por haber aceptado la reunión y especuló que el mismo Trump podría haberse encontrado con la abogada y otros rusos.
“Los tres jefes mayores en la campaña pensaban que era una buena idea una reunión con un gobierno extranjero en el interior de la Torre Trump en la sala de conferencias en el piso 25, sin abogados. No tenían ningún abogado. Incluso si tú piensas que esto no era traición o antipatriota o estúpido y a mí se me ocurriera pensar que es todo eso, deberías haber llamado al FBI inmediatamente”.

2. Wolff escribe que Mark Corallo, portavoz del equipo legal privado de Trump mientras se desarrollaba la investigación de Rusia el año pasado, expresó “en privado” que los intentos del presidente por dictar la naturaleza del encuentro de su hijo con la abogada “representaba probablemente una obstrucción a la justicia”. La explicación inicial fue que se trataba de hablar sobre el tema de las adopciones de niños rusos.
3. El ex asesor de Seguridad Nacional, Michael Flynn, “había sido advertido por amigos que no fue buena idea aceptar 45,000 dólares de los rusos para dar un discurso. ‘Bueno, solo sería un problema si ganamos’, les aseguró”. El ahora ex funcionario reconoció haber mentido en el marco de la investigación del Departamento de Justicia sobre la supuesta interferencia rusa en las elecciones presidenciales de 2016.
Las aptitudes de Trump para la presidencia:
4. El magnate esperaba perder la carrera presidencial. Su objetivo real era adquirir más notoriedad y fortalecer su marca. “Una vez que perdiera, Trump sería increíblemente famoso y un mártir ante Hillary. Su hija Ivanka y su yerno Jared serían celebridades internacionales. Steve Bannon se convertiría de facto en el jefe del Tea Party Movement. Kellyanne Conway sería una estrella de las noticias por cable. Melania Trump, a quien su marido le había asegurado que no sería presidente, podría salir a comer tranquilamente. Perder era beneficioso para todos. Perder era ganar”.

5. Durante la transición, cuando el ex presidente de Fox News, Roger Ailes, sugirió a John Boehner, ex líder de la Cámara de Representantes, como jefe de gabinete, Trump preguntó “¿quién es?”, mostrando así una ignorancia inaceptable. La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Sarah Huckabee Sanders, ya salió a desmentir esa afirmación argumentando que el mandatario había twitteado extensamente sobre Boehner en el período previo a la campaña de 2016.
6. En un evento en el exclusivo complejo turístico Mar-a-Lago, propiedad de Trump en Palm Beach, Florida, justo antes del año nuevo, el entonces candidato "no reconoció una sucesión de viejos amigos". Wolff publicó en The Hollywood Reporter, justo un día antes de la aparición de su libro en los estantes, un avance en que afirma: “esperando lo mejor, con su futuro personal y el futuro del país dependiendo de él, mi impresión indeleble de hablar con ellos y observarlos durante gran parte del primer año de su presidencia, es que todos, el 100 por ciento, llegaron a creer que él era incapaz de funcionar en su trabajo”.
7. A Sam Nunberg, un asistente de la campaña, se le dio la tarea de explicar la Constitución a Trump. "Llegué hasta la Cuarta Enmienda antes de que su dedo se cayera sobre el labio y sus ojos se diesen vuelta atrás (de sueño)”, dijo.
Nunberg no ha desmentido esa cita pero le dijo a ABC News: "No estuve allí para enseñarle al presidente la Constitución. El presidente tenía una comprensión granular de la Constitución, era lo suficientemente bueno. Para lo que estaba allí, fue alrededor de ocho días antes del primer debate”. Afirmó que Wolff usó “floritura” en los eventos que describió.
8. Pasados varios días de la administración, la jefa adjunta de la Casa Blanca, Katie Walsh, no lograba tener una idea de qué hacer. “‘Solo dime las tres cosas en las que el presidente quiere centrarse', pidió (Walsh). '¿Cuáles son las tres prioridades de esta Casa Blanca?'… Tras seis semanas de presidencia de Trump, Kushner seguía sin respuesta”.
Mentalidad sobre las mujeres:
9. “A Trump le gustaba decir que una de las cosas que hacía que valga la pena vivir era meter a la cama a las esposas de sus amigos”, dice el libro al abordar una jugosa historia que ilustra la misógina y perversión del magnate: “intentaría persuadir a la esposa de que su marido tal vez no fue todo lo que ella pensó”. El esposo, explica Wolff, era un amigo al que llevaría a su oficina para contar bromas machistas y sexuales mientras que la mujer estaría escuchando por el altavoz.
Melania:
10. El día de la toma de posesión, Trump “estaba peleando visiblemente con su esposa” Melania, quien "parecía estar al borde de las lágrimas". El autor afirma que “casi todas las palabras que le dirigió fueron ofensivas y autoritarias”. La pareja duerme en habitaciones separadas lo que no sucedía en la Casa Blanca, se dice, desde Kennedy. “En general, la relación de los Trump fue una de esas cosas sobre las que nadie hizo demasiadas preguntas, otra misteriosa variable en el clima presidencial”.

La portavoz Huckabee presentó una declaración desafiando algunas de las afirmaciones en el texto, entre ellas esta. “El libro claramente se venderá en la sección de ficción de ofertas”, dijo. “La señora Trump apoyó la decisión de su esposo de postularse para presidente y, de hecho, lo animó a hacerlo. Estaba segura de que ganaría y se sintió muy feliz cuando lo hizo”.
Ivanka:
11. "Ella trataba a su padre con un grado de desapego, incluso de ironía, yendo tan lejos como para burlarse de su cabello con los demás. A menudo describía a sus amigos la mecánica detrás del peinado". Su explicación jocosa consistía en que el color “era de un producto llamado Just for Men: cuanto más tiempo quedaba, más oscuro se ponía. La impaciencia resultó en el rubio anaranjado de Trump”.

El libro también cuenta que Ivanka y su esposo, Jared Kushner, llegaron a un acuerdo: si en un futuro alguno de ellos podría aspirar a la presidencia, sería ella. “La primera mujer presidenta, soñaba Ivanka, no sería Hillary Clinton”.
Rupert Murdoch:
12. Fire and Fury deja en claro que el presidente y Rupert Murdoch, dueño de Fox News y un enorme e influyente conglomerado de medios de comunicación, conversan regularmente y que el mandatario le tiene una admiración particular que no es mutua. “Él es uno de los grandes, el último de los grandes', dijo Trump.... Sin valorar el hecho de que ahora él era el hombre más poderoso en el mundo, Trump todavía estaba tratando con fuerza de ganarse el favor de un magnate de los medios que lo había desdeñado siempre como un charlatán y un tonto”.
Las charlas continuas preocupaban a Steve Bannon quien veía al empresario mediático como parte del establishment.
Después de una reunión con ejecutivos de la industria tecnológica, escribe Wolff, Trump habló con Murdoch quien le preguntó cómo le fue. "Estos muchachos realmente necesitan mi ayuda. Obama no fue muy favorable para ellos, demasiada regulación. Esta es realmente una oportunidad para ayudarlos ", dijo. El fundador de Fox, sin embargo, le respondió que “durante ocho años estos tipos tuvieron a Obama en el bolsillo”, compartiendo un sentimiento común entre los ejecutivos de medios tradicionales.
“Murdoch sugirió que tomar un enfoque liberal de las visas H-1B, que abren las puertas de Estados Unidos a inmigrantes seleccionados, podría ser difícil de cuadrar con sus promesas de construir un muro y cerrar las fronteras. Pero Trump parecía indiferente y le dijo a Murdoch ‘vamos a resolverlo’. Murdoch dijo ‘qué jodido idiota’, encogiéndose de hombros mientras colgaba el teléfono".

Paranoia:
13. El presidente de Estados Unidos no vive contento en la Casa Blanca. No permite que las amas de llaves recojan del suelo las cosas que arroja y les tiene prohibido tocar su cepillo de dientes por miedo a ser envenenado. Además de su adicción por la comida chatarra esa es otra de las razones por las que come frecuentemente en McDonald’s donde, razona, “nadie sabía que iría y la comida estaba ya hecha con seguridad previamente”.
“En los primeros días ordenó dos pantallas de televisión además de la que ya estaba en su cuarto y una cerradura en la puerta, lo que llevó a un breve enfrentamiento con el Servicio Secreto que insistía tener acceso a la habitación”, cuenta el libro.
Esta es la visión de un escritor y periodista basada en sus observaciones, investigaciones y entrevistas. Por hoy me reservo mis comentarios. ¿Usted qué opina?