- Samuel Prieto Rodríguez
El escándalo de Facebook, usuarios vulnerables y manipulados

De acuerdo con The New York Times, la campaña presidencial de Donald Trump contrató los servicios de la firma británica de datos políticos Cambridge Analytica, que obtuvo a su vez acceso a la información privada de más de 50 millones de usuarios de Facebook en Estados Unidos y con eso ofreció herramientas para identificar las personalidades de los votantes e influir así en su comportamiento.
Al estallar la bomba, los mercados reaccionaron airadamente. Muchos inversionistas buscaron deshacerse de sus acciones, Facebook perdió 7 por ciento el lunes 19, arrastrando al índice Nasdaq, y 4.41 por ciento el martes 20 de marzo.
En dinero significa más de 60 mil millones de dólares. Hasta para un monstruo como ese representa una pérdida abismal considerando que, en comparación, sus ganancias de todo 2017 fueron de 15 mil 934 millones.

Cambridge Analytica, sostiene el NYT, cuenta con financiamiento de Robert Mercer, un donante republicano acaudalado, y de Stephen Bannon quien fue el asesor más poderoso de Donald Trump durante su campaña y los primeros meses de su administración. Entre los clientes de la firma hay empresas e instituciones tan grandes e influyentes como Mastercard, los New York Yankees y hasta el Estado Mayor Conjunto.
El Channel 4 News de Inglaterra transmitió una investigación encubierta en que se muestra al presidente de Cambridge Analytica, Alexander Nix, haciendo alarde de sus tácticas. Cuando se le preguntó sobre cómo obtener material comprometedor sobre opositores políticos, dijo que usan maniobras como “enviar a algunas chicas a la casa del candidato” y hasta sugirió usar ucranianas. “Son muy hermosas, creo que eso funciona muy bien”.
Expone otras ideas: “Le ofreceremos una gran cantidad de dinero al candidato para financiar su campaña a cambio de tierras, por ejemplo. Tendremos todo registrado, le quitamos el rostro a nuestro hombre y lo publicamos en Internet”.
Las admisiones se filmaron en una serie de reuniones en hoteles de Londres durante cuatro meses, entre noviembre de 2017 y enero de 2018. El reportero encubierto se hizo pasar por un cliente rico que esperaba influir en las elecciones de Sri Lanka. Nix le dijo al periodista: “... estamos acostumbrados a operar a través de diferentes vehículos, en las sombras, y espero construir una relación secreta a muy largo plazo con usted”.
En las reuniones, dice la investigación de Channel 4 News, los ejecutivos se jactaron de que Cambridge Analytica y su empresa matriz, Strategic Communications Laboratories (SCL), habían trabajado en más de 200 elecciones en todo el mundo, incluidas Nigeria, Kenia, la República Checa, India y Argentina. Por cierto, el periódico mexicano El Financiero y su canal de cable advirtieron desde enero de este año su presencia en México.

Lo que hace en este país es dar internet gratis y luego espiar a los usuarios para conocer más de cerca sus gustos, hábitos de consumo, preferencias políticas y demás detalles. Con esos datos construyen perfiles psicográficos que sirven para dirigirles mensajes a modo en forma de publicidad, fake news y otros formatos para influir en su intención de voto.
Pero de regreso al escándalo en Estados Unidos, ¿qué tipo de información recopiló en Facebook y cómo la adquirió?
Básicamente detalles de las identidades de los usuarios, sus redes de amigos y los likes. El esquema es el mismo: mapear rasgos de personalidad basados en lo que la gente ve y le gusta en Facebook para usar luego esa información en el diseño de mensajes en forma de anuncios digitales.
La estrategia de recolección se basó en una app que contenía una encuesta de personalidad. Al descargarla, recogía la información privada del perfil del usuario y la de sus amigos, actividad que Facebook permitió y que luego fue prohibida. Así obtuvieron más de 50 millones de perfiles brutos aunque sólo unos 270 mil usuarios, los que participaron en la encuesta, dieron consentimiento para la recopilación de sus datos, aunque se les dijo que serían utilizados con fines académicos.

Facebook afirma que de esa manera no se tomaron contraseñas o datos confidenciales, aunque la información sobre la ubicación de cada usuario sí. La red social también se asume como víctima de un engaño: “Hace varios días recibimos informes de que, contrariamente a las certificaciones que se nos dieron, no se borraron todos los datos. Nos movemos agresivamente para determinar la precisión de estos reclamos. Si es cierto, esta es otra violación inaceptable de la confianza y los compromisos que asumieron. Estamos suspendiendo a SCL/Cambridge Analytica, Wylie y Kogan de Facebook, en espera de más información”.
Hay miles de casos documentados sobre la vulnerabilidad de los datos que todos ponemos en nuestras redes sociales, los riesgos que implican y cómo aparece publicidad personalizada de acuerdo con las búsquedas que hacemos, los likes o la gente con quien interactuamos. Este es un caso que también muestra el nivel de manipulación que puede lograrse para encauzar comportamientos.
El Big Brother orwelliano está quedándose corto.