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  • Samuel Prieto Rodríguez

Las campañas políticas y el regreso de la spotiza


El primer minuto del viernes 30 de marzo es el reinicio del bombardeo de spots. Durante las campañas políticas, son 26.9 millones de esos mensajes. Haciendo el mismo ejercicio que realizamos en las etapas anteriores en El Despacho del Productor, calculemos: si cada uno es de 30 segundos, en esos 90 días nos habrán recetado el equivalente a 25 años, 6 meses, 4 semanas, 6 horas y 40 minutos de anuncios de televisión y radio.

Queda claro que quienes diseñaron y aprobaron la normatividad electoral tienen ideas eficaces en su momento hace bastantes décadas, pero hoy son anacrónicas por decir lo menos. ¿Recuerdan a Joseph Goebbels, el legendario ministro de propaganda del régimen nazi? Cualquiera que se diga comunicador, lo ha estudiado en algún momento.

“Una mentira repetida adecuadamente mil veces se convierte en una verdad”.

“La propaganda debe limitarse a un número pequeño de ideas y repetirlas incansablemente, presentarlas una y otra vez desde diferentes perspectivas, pero siempre convergiendo sobre el mismo concepto. Sin fisuras ni dudas”.

“Toda propaganda debe ser popular, adaptando su nivel al menos inteligente de los individuos a los que va dirigida. Cuanto más grande sea la masa a convencer, más pequeño ha de ser el esfuerzo mental a realizar. La capacidad receptiva de las masas es limitada y su comprensión escasa; además, tienen gran facilidad para olvidar”.

“Por regla general la propaganda opera siempre a partir de un sustrato preexistente, ya sea una mitología nacional o un complejo de odios y prejuicios tradicionales; se trata de difundir argumentos que puedan arraigar en actitudes primitivas”.

“Cargar sobre el adversario los propios errores o defectos, respondiendo el ataque con el ataque. Si no puedes negar las malas noticias, inventa otras que las distraigan”.

Algunas de sus ideas. ¿Alguna similitud?

Revisemos el discurso de los mensajes de inicio.

El izquierdista Andrés Manuel López Obrador no se aparta de su guion. Señala a 'la mafia del poder' y a los intereses corruptos que, acusa, buscan desacreditarlo.

"Los que no quieren el cambio porque no quieren dejar de robar, pretenden asustar diciendo que si ganamos México va a ser como Venezuela. Nosotros nos inspiramos en lo mejor de nuestra historia nacional. Ni chavismo, ni trumpismo. Sí juarismo, maderismo, cardenismo, mexicanismo. Que no te asusten. Ten confianza. Yo no te voy a fallar”.

El mecanismo del populista. Un líder para el pueblo que lucha contra el antipueblo para construir una trama de héroe salvador. No decimos que en este caso la trama sea verdad o mentira, esa es una determinación de cada elector, sólo estamos identificando la estrategia de marketing político adoptada.

Ricardo Anaya opta por una opción similar, nada más que en su discurso el enemigo no es el partido en el gobierno cuya derrota da por descontada, sino el peligro de optar por la alternativa de cambio equivocada.

“De que México tiene que cambiar, nadie tiene duda. El PRI ya se va. La pregunta es ¿qué tipo de cambio quieres? El de Andrés Manuel, a mi parecer con una visión ya anticuada de México y del mundo, o el del Frente con una nueva manera de gobernar y un verdadero plan que utilice todos los recursos y las tecnologías para resolver nuestros problemas hoy y llevar a México a un futuro mejor”.

José Antonio Meade no se sube de entrada a ese juego. Lo suyo es posicionarse como un candidato ciudadano externo de un partido y por lo tanto libre de los señalamientos de corrupción en que están hundidos muchos de sus militantes.

“¿Qué gobierno quiero? Uno que esté encabezado por gente decente. Yo he combatido la corrupción toda mi vida. Por mi trabajo, muchos políticos corruptos hoy están en la cárcel. Tú sabes quiénes son. Nunca he vivido por arriba de mis ingresos. Nunca. Se puede ser servidor público sin lavar dinero, sin tener ranchos, sin vivir con excesos. Yo te ofrezco un gobierno que combata con todo la corrupción y en donde el único privilegio sea ser mexicano. Soy José Antonio Meade”.

En otro anuncio dice incluso que su única mancha es el vitiligo. Como no tiene que centrarse en una guerra de descalificaciones, aprovecha mejor sus primeros spots en difundir propuestas de gobierno. Una que llama bastante la atención es el programa Avanzar Contigo, por su diseño.

Visto como lo explica, es básicamente la reedición del Programa Nacional de Solidaridad que fue el eje de la política social del sexenio de Carlos Salinas de Gortari. La diferencia sustancial con el resto de los programas sociales que impulsaron administraciones posteriores es que no era sólo un asunto de dádivas y limosnas para paliar las carencias de los pobres y mantenerlos pobres, sino que era un esfuerzo conjunto de ciudadanos y gobierno.

El único elemento que al menos por ahora no se ve replicado es el de la formación de comités. Esa sería una clave fundamental. En su momento, el Pronasol fue tan exitoso que causó problemas políticos incluso dentro del propio PRI. “Muchos de ellos se sintieron desplazados porque pensaban que se podía construir una nueva organización o que al partido en el gobierno se le dejaba de lado, a las viejas estructuras partidistas”, explica el coordinador del Pronasol de 1988 a 1993, Carlos Rojas Gutiérrez, en el documental Salinas: Ascenso, Visión, Frustración capítulo 2, escrito por este servidor y producido por TV Azteca.

Adolfo Orive, activista que había sido dirigente de Política Popular, Línea Proletaria y otras organizaciones de ideología radical en las décadas del 70 y 80 del siglo pasado, fue asesor del Programa Nacional de Solidaridad y para ese documental dio una declaración muy reveladora sobre el propósito que tenía: “El Licenciado Colosio (entonces presidente del PRI), por instrucciones del presidente Salinas, y voy a decir algo que no sé si se sabe en la historia de México, tenía ya instrucciones del presidente Salinas para transformar el Partido Revolucionario Institucional en un Partido de Solidaridad, lo cual hubiera permitido que el PRI tuviera comités de base que eran los comités de Solidaridad en toda la República”.

Salinas lo desmintió, pero en análisis serio y profundo, la idea no se veía en realidad como descabellada. ¿Podría en esta ocasión ser el vehículo ideal para reinventar al PRI y sepultar así su historial de corrupción? Es una mera especulación, pero pongamos la posibilidad sobre la mesa como parte del entramado de estrategias políticas en el escenario.

Mientras, inician las campañas y su bombardeo de spots.

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