- Samuel Prieto Rodríguez
El rating de la ‘cuarta transformación’

La ‘cuarta transformación’ inició con 12.38 millones de personas viendo por televisión lo que sucedía en el Palacio Legislativo. En términos de rating, eso significa 12.48 puntos de acuerdo con Nielsen-IBOPE que, como tratando de dimensionar, significan que 6 de cada 10 aparatos de TV encendidos entre las 10:50 y las 12:52 del sábado 1 de diciembre estaban sintonizados en el evento sexenal.
O sea que la ocasión estuvo a la altura de la final del Mundial Rusia 2018 entre Francia y Croacia, que tuvo 12.30 millones de televidentes.
Para el evento de la tarde, cuando los pueblos originarios entregaron el bastón de mando al nuevo gran tlatoani, ya no fue para tanto. De las 16:50 a las 17:42 cuando fue la ceremonia, el rating registró 6.85 puntos, es decir, 6.7 millones de personas, número que aumentó a 9.55 millones, es decir 8.29 puntos de rating, entre las 17:43 y las 19:18 durante el largo discurso en el Zócalo, visto por lo menos durante un minuto por cada televidente.
Y claro, la guerra por la supremacía televisiva con interpretaciones sobre cómo estuvo distribuida la audiencia:


Las “benditas redes sociales” estuvieron muy activas. De acuerdo con el especialista Alonso Cedeño, “los hashtags más usados en Twitter para participar en la conversación digital fueron #TomaDeProtesta, #PresidenteDeMéxico, #AMLOPresidente, #4taTransformación, #AMLOPresidente2018, #1Dic y #AMLOFest. Las etiquetas han tenido alcance nacional e internacional, desde el 1 de diciembre y hasta el 3 de diciembre. El hashtag más usado en cuentas nacionales fue #4taTransformación con un alcance potencial de 133.1 millones y 40.1 millones de interacciones; seguido de #AMLOPresidente2018 con 22.4 millones de interacciones y un alcance potencial de 120.1 millones. A nivel mundial, los tuiteros se integraron más mediante el hashtag #PresidenteDeMéxico con un alcance potencial de 151.4 millones y 41.4 millones de interacciones. El #TomaDeProtesta 53.4 millones de interacciones y un alcance potencial de 147.1 millones”.

La expectativa está bastante alta. López Obrador conoce muy bien el valor de la comunicación. ¿También de la congruencia? “Para decirlo también en unas cuantas palabras: el Poder Ejecutivo dejará de ser el poder de los poderes. Ahí andan, entiendo las circunstancias, el momento, pero andan algunos buscando indicación, recomendación, alguna línea, alguna seña, ya no, no se va a meter el presidente en eso. La línea es que no hay línea, la línea la da el pueblo”, le dijo al pueblo en el Zócalo.
¿Y sí? La manera como abordó el tema de su relación con la prensa despertó varias extrañezas. “Se respetará la libertad de expresión. Nunca el gobierno aplicará a ningún periodista o medio de comunicación censura alguna. Todos van a poder ejercer su libertad de manifestación, de expresión y les recomendamos a los integrantes de los medios de comunicación, de manera muy respetuosa, que ejerzan esa libertad, que no va a haber censura, que nosotros vamos siempre a respetarlos, que se va a garantizar en México el derecho a disentir. Ya no van a haber casos como los de José Gutiérrez Vivó, que lo recuerdo desde esta plaza, que fue víctima de la censura, ni casos como el de Carmen Aristegui y muchos otros casos. Y mucho menos periodistas asesinados”.
¿Entonces le debe o no Aristegui su regreso a la radio desde el pasado 17 de octubre? Todos los directamente involucrados, claro, dicen que no pero ¿se esperaría que fuera de otra forma? En cambio, nada más llegó el primer día hábil del gobierno de la ‘cuarta transformación’ y Carlos Loret de Mola anunció que su noticiero en otra estación pero del mismo grupo radiofónico dejaría de existir en pocos días.

¿Revancha? ¿Censura? Con toda su claridosidad característica, AMLO había dicho el 15 de octubre: “¿Le creen ustedes a Loret? Hay periodistas que, con todo respeto, mienten como respiran”.

¿Entonces qué? ¿Qué podemos esperar del gobierno de la ‘cuarta transformación’ en cuanto a las libertades de expresión e información”?