- Samuel Prieto Rodríguez
La 4T y los medios privados y públicos

Queda claro que el humor mediático del presidente de México se ve irritado continuamente. Lo inquietante es que cuando sucede, salta de inmediato su forma de pensar sobre el papel de los medios de comunicación frente al poder. En su mañanera del viernes 19 de julio explotó contra varios iniciando con su punching bag favorito:
“Sacaron un reportaje los del Reforma, no un reportaje, una nota, diciendo que voy a tener todo el Palacio y los salones del Palacio, el Salón Azul, el Salón Rosa, el Salón de Embajadores, el Salón Principal. No es así, es una exageración del periódico y como se dice coloquialmente ‘eso sí calienta’ porque la verdad que es el departamento que construyó, que adaptó Felipe Calderón y mantuvo Enrique Peña Nieto, es una parte muy limitada. (...) Como se llevan fuerte los del Reforma, les diría que no estoy acomplejado. Cuando ellos hicieron su edificio, ¿conocen el edificio de Reforma? Es un palacio y yo diría, pero esto con todo respeto, de mal gusto porque también los fifís no tienen tanta sensibilidad para la arquitectura, pero ese otro asunto. He dicho”.

Todo el mundo tiene derecho a su opinión aunque sí hay un apunte pertinente: el “palacio” del periódico Reforma es una propiedad privada construida con capital privado, en cambio el Palacio Nacional es justamente eso y por lo tanto sujeto al escrutinio público. Ya encarrerado, AMLO se lanzó contra el periódico inglés Financial Times.
“Lo relacionado con el Financial Times tiene que ver más que nada con la falta de autocrítica de parte del periódico, porque se impulsó mucho el modelo económico neoliberal, que resultó un fracaso. Se hizo propaganda a favor de las llamadas reformas estructurales, en particular de la Reforma Energética, y pues los resultados han sido desastrosos para México y el Financial Times no ha hecho una revisión del asunto; al contrario, recientemente pronosticó que iba a entrar en recesión nuestra economía. Respetamos a todos los medios, pero vamos a ejercer nuestro derecho de réplica”.
Pero lo más inquietante de esa mañana fue la discusión que tuvo con el reportero Arturo Rodríguez, de la revista Proceso.
LÓPEZ OBRADOR: La revista Proceso, por ejemplo, no se portó bien con nosotros. No es ningún reproche.
ARTURO RODRÍGUEZ: No es papel de los medios portarse bien, presidente, con alguien.
—No, pero estamos buscando la transformación y todos los buenos periodistas de la historia siempre han apostado a las transformaciones.
—Los periodistas militantes sí, presidente.
—Es una visión distinta, sí, pero Zarco estuvo en las filas del movimiento liberal y los Flores Magón, también.
—Son 150 años de distancia, presidente.
—Sí, los periodistas mejores que ha habido en la historia de México, los de la República restaurada, todos, tomaron partido. Y es que es muy cómodo decir: ‘Yo soy independiente o el periodismo no tiene por qué tomar partido, o apostar a la transformación’. Entonces, es nada más analizar la realidad, criticar la realidad, pero no transformarla.
—No, es informar, presidente.
—Sí, pero a veces ni eso, a veces ni eso, es editorializar para afectar las transformaciones.
—Editorializar es también tomar partido, presidente.
—Sí, pero…
—O sea, usted pide que editorialicen nada más a favor de usted, pues eso no…
—Para el conservadurismo.
—No corresponde al papel que…
—Para conservar, no para transformar, o sea, que es lo que se ha hecho en el caso del Proceso, mucho en ese sentido. Por eso lo leo poco ya, desde que falleció don Julio Scherer, al que admiraba mucho, pero ese es otro asunto. Qué bueno que podamos debatir así.
¿Y sí? ¿El papel de los medios es considerar transformador al gobierno de López Obrador y no someterlo a escrutinio riguroso? ¿Debería entonces preocupar el enfoque oficial también con respecto a la administración de los medios de comunicación públicos? Porque si bien son autónomos en el papel, la práctica es un asunto distinto.
Jenaro Villamil llegó al puesto de presidente del Sistema Público de Radiodifusión del Estado Mexicano con bastantes chascos en el camino y un gran problema de congruencia. Periodista por años, muy crítico de la corrupción en el país y también del modelo de televisión privada, su forma de hacer negocios, de relacionarse con el poder y la calidad de sus contenidos, paradójicamente fue impuesto y además por las malas. La columna Bajo Reserva de El Universal del 24 de enero reveló:
“Con un trato rudo, e incluso intimidatorio, el presidente del Sistema Público de Radiodifusión (SPR), Armando Carrillo Lavat, fue prácticamente obligado a renunciar al cargo que debía ocupar hasta el mes de octubre, nos comentan. Don Armando fue convocado a Palacio Nacional y luego de darse cuenta de que iban por su puesto a cualquier costo, acabó por decir que él no opondría resistencia y firmó su renuncia”.

Hay que recordar que el SPR es autónomo, su presidente es propuesto por el mandatario mexicano y ratificado por el Senado. Su periodo es por cinco años con posibilidad de repetirlo una vez y el diseño se hizo así justo para evitar que el cargo fuera influido por intereses sexenales, pero esta vez eso no importó.
Ya en el trámite de la ratificación del Senado, Villamil se sacó otro as de la manga. No está titulado lo que, hay que decir, para hacer periodismo no es un pecado pero el problema es que para el puesto de presidente del SPR la ley exige nivel de licenciatura. Claro, la solución fue tan simple como encontrar la interpretación más conveniente de un término que se presta a la imprecisión: “Dice nivel licenciatura, no grado o título de licenciatura. Hay ahí una cosa de si es nivel o título; yo les dije: ‘los estudios de licenciatura sí los acabé’”. Los senadores le hicieron válido el argumento y lo eligieron con 101 votos.
José Antonio Álvarez Lima, entonces presidente de la Comisión de Radio, Televisión y Cinematografía del Senado, fue el encargado de llevar a buen término la nominación. Hoy es director del Canal Once, puesto en el que es coordinado por Villamil.
Entonces llegaron los contenidos pro 4T nivel recalcitrante como La Maroma Estelar que terminó teniendo una vida de solo ocho episodios luego de varios excesos como el de lanzarse burdamente contra el ITAM etiquetándolo como “un centro de formación tecnocrático, neoliberal y porfirista”, conato de mentira incluido. El co-conductor, Carlos Ballarta, renunció al programa luego de denunciar que Hernán Vera le había pedido que actuara como si la institución académica lo hubiese corrido para coartarle su libertad de expresión. A Vera no le quedó más alternativa que dar por terminado su show.
El Canal Once hizo también un recorte grande de personal en el marco de la política de austeridad del sector público. Las protestas de los despedidos se hicieron más ruidosas cuando quedó revelado que otro programa, John y Sabina, cuenta con un presupuesto que si bien es bajo en cuanto a su producción comparado con lo que invertiría una televisora comercial, los honorarios de los conductores no se ajustan en nada a la proclamada “austeridad republicana”. John Ackerman cobra 18 mil 251 pesos por programa y Sabina Berman la misma cantidad, además de 14 mil 601 pesos, también por capítulo, como guionista.

¿Y el destape de cloacas y corruptelas? Tiene bastante mérito y mucho eco, pero de manera selectiva. De acuerdo con la columna Templo Mayor del Reforma del 8 de abril, el primer director del Canal 14, Fernando Coca, duró en el cargo únicamente dos meses porque detectó irregularidades de la administración anterior, le pidió a su jefe, Jenaro Villamil, que se investigaran y como respuesta recibió el cese.

En contraposición, Sanjuana Martínez sí se fue a fondo contra la mafia que operaba en la Agencia de Noticias del Estado Mexicano. Recientemente ha otorgado entrevistas a varios medios de comunicación para explicar la situación de Notimex al momento en que se convirtió en su directora el 21 de marzo y las decisiones y acciones que ha tomado. También las repasó en la conferencia de prensa mañanera del viernes 19 de julio.

- Pareciera que era vox populi, que ahí había una mafia sindical, una mafia que antes fue un sindicato y que convirtió en una mafia precisamente y que tenía secuestrada a la agencia
- Nos encontramos, antes que nada, una redacción desestructurada en donde existía la figura del sensor, esta figura del sensor representada en palabras prohibidas, no se podía hablar de fosas, no se podía escribir sobre desaparecidos o sobre actores políticos contrarios al gobierno, críticas al presidente en turno. Nosotros desaparecimos esa figura, les dejamos muy claro que había total libertad y que se había acabado la época de los boletines
- Existía esta costumbre de hacer notas de boletines. (...) Entonces, terminamos con esa costumbre y le solicitamos a la redacción a recuperar los géneros periodísticos
- Nos encontramos antes, quiero decirles, una especie de huachicoleo de noticias, es decir, esta mafia que tenía secuestrada a la agencia, pues tenía evidentemente otros negocios, entre ellos otra agencia de noticias (que utilizaba la infraestructura de Notimex) de la cual recibía publicidad en distintas instituciones, pagos importantes, millones
- La publicidad que se vendía en la agencia se presentaba como noticia, no había una separación clara, deontológica, ética periodísticamente hablando, eso se terminó
- El chayote estaba normalizado o aceptado en algunas secciones con algunos reporteros
- Al analizar la nómina, descubrimos que mucha gente no iba a trabajar, aviadores, había una lista; y por consiguiente después, al checar uno por uno, eran 330 trabajadores. Nos dimos a la tarea de investigar, de checar expediente laboral por expediente y ahí descubrimos la práctica del nepotismo. Esta cofradía, esta mafia que estaba rodeada de un equipo de cercanos, de fieles al líder sindical Conrado García Velasco, también tenían sus familiares ahí; estamos hablando de esposa, parejas extramaritales, hijos, hermanos, sobrinos, primos, todos en la nómina de Notimex
- Había muchos perfiles duplicados para cubrir plazas, todo esto tiene que ver con que hace 14 años, el sindicato eliminó la comisión mixta de empleo y solamente el líder sindical contrataba y despedía, con lo cual eso disminuyó considerablemente la calidad informativa y la calidad del trabajo, por supuesto. Y ahí nos fuimos dando cuenta que había gente que llevaba años sin pisar la agencia, con permisos sindicales. El primero, el líder, con 18 años de permiso; y luego el que pretendía sucederlo, con cinco años de pisar la agencia; la señora que era la exsecretaria de finanzas no pisaba la agencia en tres años. Y a partir de ahí, nos llegó en ese momento, hicimos una evaluación, hablamos con mucha gente, se dieron algunas renuncias cuando hablamos y dijimos que no cumplían con el perfil estipulado para dichas plazas
- Llegó el memorándum del 3 de mayo de la austeridad republicana en términos de reducción del aparato burocrático que tiene que ver con aproximadamente el 30 por ciento de la plantilla
La 4T tiene sus claroscuros en todo. Con respecto a los medios públicos y privados, los contrastes son verdaderamente pronunciados.