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  • Samuel Prieto Rodríguez

La guerra trienal



Año electoral. Radioescuchas y televidentes mexicanos somos bombardeados otra vez con ráfagas continuas de propaganda política que amenaza con volver intolerable el ver o escuchar cualquier programa por favorito que sea.


No, no es exageración. Durante este proceso electoral, las 3 mil 400 estaciones de radio y canales de televisión que hay en el país están obligados a transmitir 53 millones 358 mil spots, cada uno de 30 segundos.


Nada más como para subrayar el exceso y la molestia, estamos hablando de mil 600 millones 740 mil segundos = 26 millones 679 mil minutos = 444 mil 650 horas, o lo que es lo mismo, 18 mil 527 días y 2 horas.


Es decir que si reprodujéramos todos esos spots uno tras otro, durarían 50 años, 8 meses, 27 días y 2 horas. Imposible no toparse con bastantes más que unos cuantos diarios.



¿Y sí? ¿Todo ese hostigamiento resultará en el desarrollo de una gran conciencia democrática y cultura política en la ciudadanía? ¿Habrá tenido como fruto un amplio debate de grandes ideas de futuro para sacar adelante a México? La verdad es que el arranque ya marcó el tono: será la misma guerra nefasta de acusaciones, señalamientos e intercambio de toda clase de cacayacas y maledicencias, además con la cereza en el pastel de la polarización en que está hundido el país desde hace al menos tres años.


El Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) inició duro y a la cabeza contra el “PRIAN”: “Extirpemos el tumor de México”. Expresión doblemente desafortunada considerando la gran cantidad de pacientes con cáncer y otros padecimientos graves que han fallecido por el excesivamente extendido e injustificado desabasto de medicamentos y el estado deplorable de los servicios de salud, acentuado por el desbordamiento que causó la pandemia.



El Instituto Nacional Electoral (INE) determinó sacar del aire el spot en esta etapa del proceso al considerar que su contenido es un acto anticipado de campaña.


El Partido Revolucionario Institucional (PRI) reviró con la misma vehemencia: “Morena es una desgracia para México”.



Por supuesto, el partido en el poder pidió al INE retirar ese anuncio. La autoridad electoral decidió no hacerlo dado que “por congruencia de los criterios sostenidos en las sesiones anteriores, en donde se ha permitido la difusión de promocionales que reivindican acciones de gobierno como es el caso del spot ‘Vacuna’ pautado por Morena, resulta válido que también existan promocionales críticos de los actos de gobierno y su partido”. Es decir, se había dado previamente un balazo en el pie.



De cualquier manera, en la arena hay más gladiadores. El Partido del Trabajo (PT) arrancó reciclando un spot combativo de la campaña anterior: “Pásate a la izquierda”.



El PRD acusa utilización electoral de la pandemia: “Vacunar a todos es una obligación del gobierno, no un favor de Morena a la población”.



El PAN señala que “con Morena México pasó de estar mal a estar peor. Peor en economía, seguridad y salud”.



Así el nivel de la propaganda política. Nada nuevo con respecto a campañas recientes. El arma principal es la utilización al tope de los tiempos oficiales en radio y televisión, distribuidos a lo largo del día, de los que se apoderan los partidos políticos y las autoridades electorales en épocas de competencia por cargos de elección popular.


¿Qué tan relevante es? Muchísimo. Por más que los millennials y generaciones posteriores se empeñen en afirmar que no ven televisión ni escuchan radio, los números no fallan. El 43.6 por ciento de los hogares mexicanos no tienen acceso a internet, en su mayoría por falta de capacidad económica para mantener el servicio. En contraposición, la radio y la televisión abierta llegan a prácticamente todas partes.


Es más, de acuerdo con las mediciones de Nielsen-Ibope hechas entre enero y octubre de 2020, los mexicanos miraron 21 minutos más de televisión. ¿A causa de la pandemia? Puede ser, pero también fueron 44 minutos más que en 2016 cuando se concretó el apagón analógico. Todavía más, el encendido del televisor en hogares aumentó 5.26 por ciento con respecto al mismo periodo de 2019.


La radio también ha crecido. Las mediciones de INRA en la Ciudad de México dicen que de enero a noviembre la audiencia se incrementó en 834 mil 942 oyentes netos, que son 9.9 por ciento más que en el mismo periodo de 2019.


Ya estamos en 2021 y arrancó la guerra trienal de partidos. De nuevo, taladran ojos y oídos de las audiencias de radio y televisión con sus peroratas y cantaletas sin ton ni son, ni contenidos útiles, ni propuestas. ¿No ha quedado claro que ese modelo de comunicación es absurdo y obsoleto? Ya debería haber una discusión amplia y una buena reforma.


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