top of page
  • Samuel Prieto Rodríguez

Medios de comunicación, empleos en caída libre



Durante este lustro oscuro para los llamados medios tradicionales, el tamaño de las empresas se ha ido reduciendo vertiginosamente y eso se refleja particularmente en el número de personas que las componen.


El reportero Alejandro Gutiérrez, del periódico Reforma, se echó un clavado en el mar de datos del Instituto Federal de Telecomunicaciones y se encontró con que en el sector de radio y televisión radiodifundida, en el primer trimestre de 2014 había 59 mil 190 personas empleadas y para el mismo periodo de este año esa cantidad se redujo a 53 mil 887. Es decir que en cinco años se perdieron 5 mil 303 puestos de trabajo, el 8.96 por ciento.



En la práctica, la situación es todavía más complicada. Todos esos empleos se han perdido aun cuando ahora hay mucha más competencia y nuevos participantes en el mercado.


Cadena Tres, que era un canal local de televisión radiodifundida en la Ciudad de México, desapareció el 23 de octubre de 2015 dejando en la calle a 300 personas pero su propietario, Grupo Imagen, subió al canal 28.1 la señal de Excélsior TV y al año siguiente, el 17 de octubre de 2016, lanzó Imagen Televisión, la cadena nacional que ganó en la licitación IFT-1, con una plantilla laboral bastante más amplia que la que había desechado pero se ha ido empequeñeciendo, en momentos radical y abruptamente, con el paso de estos casi tres años.


Otro ejemplo es Multimedios Televisión que cumplió el 1 de agosto de 2018 un sueño acariciado por 50 años: llegar a la Ciudad de México. La ampliación de su cobertura pasó de 15 a 50 millones de televidentes potenciales en Ciudad Juárez, Durango, Guadalajara, Monclova, Puebla y Tlaxcala que se sumaron a los sitios donde ya era una vieja conocida, comenzando por su casa original, Monterrey, y otras localidades en Nuevo León, Chihuahua, Coahuila, Guanajuato y Tamaulipas. En los sitios que representan mercados importantes está generando programación local, particularmente noticieros.



Si esas y las demás opciones que se han ido sumando no lo hubiesen hecho, la pérdida de empleos en el sector sería muchísimo mayor. Por un lado, es cierto, las audiencias han bajado dramáticamente y por lo tanto la comercialización pero también hay otros factores, por ejemplo, que la tecnología ha avanzado tan rápido que la sistematización, la robótica, las telecomunicaciones y el software cada vez más sofisticado para muchos procesos hacen que se necesiten equipos humanos cada vez más reducidos.


En los medios impresos la situación no es distinta. La gran mayoría de los periódicos pasan por crisis severas y empequeñecimiento de sus operaciones con los consecuentes y recurrentes despidos de personal.



Entre los ejemplos recientes más sonoros, El Financiero realizó un recorte de personal bastante amplio el 11 de abril pero sus problemas continúan siendo bastante grandes y fuente de comentarios desafortunados. El reportero de TV Azteca, Irving Pineda, publicó en su cuenta de Twitter el 8 de agosto:


“Con la novedad que los compañeros de @ElFinanciero_Mx tienen una quincena y otros más de una quincena que no les pagan. Una situación muy triste, abrazo solidario para estos profesionales”.


Para el 4 de septiembre, el periodista Federico Arreola publicó en su portal SDP Noticias un artículo titulado “Insolente, Arroyo, de El Financiero, no paga a los trabajadores; Ealy, de El Universal, debe evitar esa conducta”. En ese texto, afirmó:


“¿Cuál es el mayor crimen patronal? Retrasar, al menos un día, el pago de salarios u honorarios. Tal retraso en El Financiero dura ya dos meses. En efecto, ni en julio ni en agosto —ni en los primeros días de septiembre— han recibido su dinero —de ellos, no del patrón Manuel Arroyo— los trabajadores del periódico y los colaboradores que prestan sus servicios profesionales a tal empresa”.


Como otro síntoma de la situación financiera precaria y prolongada de El Financiero, el 31 de agosto de hace un año se hizo viral un video en que se ve cómo la oficina se inundó por la lluvia y colapsó uno de los techos.



En busca de una referencia que nos ayude a dimensionar el tamaño de la crisis de la prensa escrita en el país, un mensaje en video de Carlos Avilés Allende, director general de Medios Impresos de la Secretaría de Gobernación, publicado originalmente en su cuenta de Twitter el 30 de agosto, dice:


“¿Sabías que la Secretaría de Gobernación actualizó y depuró su padrón de medios impresos a la mitad? Soy Carlos Avilés y te invito a conocerlo. El padrón sirve para dar certeza en la conducción de las campañas gubernamentales pero reportaba casi 1,600 periódicos y revistas en el país. En colaboración con los medios, se actualizaron sus datos para cumplir con la normatividad vigente. Después de este proceso, sólo quedaron registrados 724 medios”.



Sí, de 1,600 periódicos y revistas el número bajó a 724, es decir, menos de la mitad. Claro, también habría que preguntar cuántas de esas publicaciones realmente desaparecieron, cuántas empequeñecieron al punto de no cumplir con los parámetros y cuántas eran únicamente membretes. Sería un gran ejercicio de transparencia que el funcionario hiciera esas precisiones.


Pero de regreso al asunto de la pérdida de empleos en los medios llamados tradicionales, ¿todo eso es culpa de los digitales? Sí y no. Por supuesto, representan varias opciones más para las audiencias con un nivel de poder adquisitivo, por mínimo que sea, susceptibles de ser alcanzadas por la publicidad. Por otra parte, también están en problemas.


Nada más durante este año, la crisis global del periódico digital HuffPost llegó a México el viernes 8 de marzo cuando la empresa que lo operaba, Grupo Imagen, cerró el portal. Todos los empleados de esa división fueron dados de baja sorpresivamente luego de que al llegar a su lugar de trabajo se dieron cuenta de que las computadoras habían sido bloqueadas.


No fue un hecho aislado. Otros grandes medios internacionales online cerraron divisiones de noticias enteras por problemas financieros. BuzzFeed bajó la cortina a las de España y México al finalizar enero. La canadiense Vice despidió a 250 personas dejando a un lado el periodismo cotidiano para enfocarse más en sus productos de televisión y videos online.



En el caso de los medios audiovisuales, la pérdida de audiencias de la televisión no es toda culpa de los SVOD. En México hay unas 9 millones de suscripciones a las que tienen acceso 32 millones de personas, en números redondos, pero somos 125 millones de mexicanos. Claro, los AVOD como YouTube tienen mucho más alcance dado que su acceso no tiene un costo adicional al de internet y hay muchos otros medios de entretenimiento e información online, pero eso significa que el reto para la televisión es crear contenidos que reconecten con las audiencias. La tarea se complica todavía más porque adicionalmente tiene que lidiar con estigmas que ha arrastrado desde que existe: mentirosa, manipuladora, defensora de intereses, etc.


No, el panorama no está fácil, ni en los medios llamados tradicionales, ni en los digitales.

bottom of page