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  • Samuel Prieto Rodríguez

Movimientos y golpeteo en los medios periodísticos



Nada más desaparecemos tantito y todo se vuelve un barullo. El Despacho del Productor regresa a su sitio online y se encuentra con que el golpeteo y los movimientos en el periodismo mexicano son muchos en muy poco tiempo.

El último día de enero queda en el registro también como el último de la existencia de Excélsior TV. Al toque del Himno Nacional de la medianoche, el canal 28 dio por terminada la vida de esa señal y con los primeros minutos del sábado 1 de febrero se convirtió en la nueva casa televisiva de otro periódico: El Heraldo de México. Pero arrancó únicamente siendo un hogar temporal. El Instituto Federal de Telecomunicaciones otorgó la autorización para mudar esa sintonía al canal 10 a partir del 10 de febrero.



Excélsior TV se fue como llegó, por la puerta trasera, de manera casi subrepticia. Inició transmisiones como un canal de paga el 2 de septiembre de 2013 durante la madrugada, prácticamente sin aviso previo y con una calidad de producción muy pobre y oscura. En realidad, durante sus seis años y cinco meses de vida nunca fue una señal que brillara y tampoco lo hará por su ausencia. No era un exponente digno del diario que le dio su marca. Las muy pocas figuras reales del periodismo que tenía en su programación terminaban diluidas en un mar de monotonía y mediocridad.


Hay que decir que Excélsior TV fue evolucionando con el tiempo, pero de manera muy limitada. Llegó a la televisión abierta el 25 de octubre de 2015 tras la desaparición de Cadena Tres pero sin un presupuesto robusto que se notara, sin una propuesta innovadora, con la gran mayoría de sus conductores en el estatus de simples y torpes lecto servidores sin cultura general ni dominio de la información, un periodismo sin carácter ni personalidad, errores de primaria en lenguaje audiovisual y plagado de faltas ortográficas en pantalla, menciones comerciales mezcladas burdamente con la información noticiosa, dependiente al nivel de la adicción a la publicidad de “productos milagro” fraudulentos y al presupuesto público hasta que dejó de fluir. De sus niveles de audiencia, mejor ni hablamos.


No es la primera ocasión en que Grupo Imagen cierra alguno de sus medios para ceder sintonías a Heraldo Media Group. El 24 de junio de 2019, Heraldo Radio nació en las frecuencias XHDL-FM 98.5 de la Ciudad de México y XHAV-FM 100.3 de Guadalajara, que hasta apenas un par de días atrás habían sido las de RMX.


La llegada de Heraldo TV a la televisión abierta va precedida de reforzamientos en sus filas. Desde diciembre, Javier Solórzano ya estaba anunciando esa como su nueva camiseta.



Por cierto, ese movimiento también es producto de otro en el Canal Once.


Un escenario de escándalo es La Octava, canal identificado en términos generales como una especie de culto a la cuarta. El 22 de enero, al terminar su programa, Vicente Serrano renunció sorpresivamente al aire y sin aviso previo a sus empleadores:


“Si me permite, para cerrar esta transmisión quiero decirle que este es el último programa que conduce este servidor en La Octava por solidaridad y porque no vamos nunca a recibir línea de nadie y porque siempre estamos comprometidos con la verdad y porque nunca permitiré que se me impongan los temas que debo de abordar ni el tono con el que tenga que analizar las cosas. Hasta aquí ha llegado Éntrale sin Miedo. Por su apoyo, por su confianza, gracias. Y de mi parte solamente me queda decirle que siempre, no importa el dinero, no importan las cosas, lo más importante es su apoyo siempre, siempre estoy aquí para hablar como los chayoteros no se atreven, no les interesa o no les conviene porque no van a morder la mano que les da de tragar. Por mis compañeros, por aquellos que han dado su vida por hablar con la verdad, no nos van a callar. Con mucho respeto para quienes nos han apoyado en este espacio, gracias. Nos vemos en donde siempre, en las redes sociales, en Sin Censura. Con mucho cariño, gracias por aguantarnos estos meses, gracias por la oportunidad a la familia Aguirre y a la familia de La Octava y a la familia de Radio Centro pero por convicción hasta aquí la dejamos, como amigos vale más, vale más que aquí la dejemos y espero que acepten la renuncia a través de este medio porque no hay nada más importante que la dignidad y porque no hay nada más importante que hablar con la verdad, porque me puedo jactar de que los joaquinitos y los López-Dóriga y los Ciro Gómez Leyva nos la persignan porque no pueden tener la dignidad y el valor para hablar como yo hablo. Hoy, a través de este espacio que agradezco, se me ha conferido hasta el día de hoy. Con el nudo en la garganta y a pesar de las amenazas de muerte les digo gracias por aguantarme, gracias por apoyarnos pero sobre la dignidad de este servidor y la de mi equipo, nada. Buenas noches”.



¿Y sí? ¿Era una cuestión de censura? El joven director general de Grupo Radio Centro, propietario de La Octava, Juan Aguirre Abdó, publicó sus aclaraciones cuatro días después.



Es decir, no se le censuró sino se le pidió que cuidara la propiedad de su lenguaje. Pero más aún, Aguirre develó la existencia de un contrato mercantil adicional al laboral que parece ser la clave. El director editorial, Julio Hernández López ‘Astillero’, también ha tenido que utilizar varios espacios en sus plataformas para desmentir a Serrano:


“La salida no fue por ideales, fue por dinero. No fue porque hubiera censura o que hubiera línea o se pretendiera imponer nada. Fue una forma tramposa de decir las cosas cuando en el fondo lo que hay son dos contratos: uno en términos laborales y otro que yo sigo preguntando y ojalá, ahora sí que éntrenle sin miedo, sin censura, con valentía, sin pelos en la lengua. ¿De qué se trata ese contrato mercantil que también fue firmado por Vicente Serrano? ¿Qué vendió Vicente? ¿Cuánto le pagaron? No nos vayamos enterando porque les aseguro que nos vamos a asombrar. (...) Yo los exhorto a que le tuiteen, a que le digan, a que le pregunten al aire, en vivo, que Vicente nos diga qué fue lo que vendió y por cuánto dinero en ese contrato mercantil y que nos diga si él con su firma, por propia voluntad, aceptó que le fijaran una línea editorial que yo no impuse, no ejercí, no conocí hasta después de la renuncia”.



¿Es decir que Vicente Serrano, el agresivo crítico de los chayoteros, era chayoteado? ¿Había vendido por dinero la integridad y la dignidad que presumía cada noche? ¿Él sí se atrevió a “morder la mano que le da (o daba) de tragar”? Son preguntas.


En otro frente, la amenaza a la libertad de expresión y al derecho a la información sí fue real y hasta llegó al ámbito judicial. La nota de ocho columnas del periódico Reforma el 28 de enero, denunció que su articulista Sergio Aguayo debía pagar 10 millones de pesos a Humberto Moreira, exgobernador de Coahuila, o ser objeto del embargo de sus bienes para rematarlos hasta cubrir la cantidad.


La causa, un artículo publicado el 20 de enero de 2016, cinco días después de que el exgobernante había sido arrestado en Madrid acusado de lavado de dinero, en que Aguayo afirmó que “Moreira es un político que desprende el hedor corrupto; que en el mejor de los casos fue omiso ante terribles violaciones a los derechos humanos cometidos en Coahuila y que, finalmente, es un abanderado de la renombrada impunidad mexicana”. En la demanda por daño moral, el juez dio la razón al político y el articulista es el sentenciado.



Este suceso desató la discusión sobre una probable reforma al Código Penal que facilitaría el acoso contra periodistas al castigar con cárcel la “difamación” y el “daño moral”. El presidente López Obrador y el fiscal Gertz Manero ya se deslindaron de esa intención pero falta ver qué terminará resolviendo el Congreso.


Ya que pasamos por los asuntos de palacio, una situación que continúa intacta es la actitud presidencial de etiquetar toda crítica al gobierno como un ataque malintencionado de adversarios. En la ‘mañanera’ del 23 de enero, hablando sobre el desabasto de medicamentos infantiles contra el cáncer, se lanzó contra el columnista Héctor de Mauleón:


LÓPEZ OBRADOR: Leí hace tres días, cuatro días, un artículo que me llamó la atención de un columnista de El Universal donde una niña, un niño de tres años, dice el columnista, que por no ser atendido de su enfermedad de cáncer decidieron irse del país, y por culpa del presidente de México. A ver si no está por ahí el artículo.

INTERLOCUTOR: De Mauleón, Héctor de Mauleón.

LÓPEZ OBRADOR: Bueno, sí, un articulista. Pero es un exceso, o sea, yo no estaba ni enterado, en donde supuestamente los padres extranjeros resuelven irse a su país, porque allá sí el niño o la niña va a tener atención médica. Todo esto pues es motivo, está bien que tengamos diferencias. ¿Cómo dice?

INTERLOCUTOR: ‘El gobierno de Andrés Manuel López Obrador la abandonó’

LÓPEZ OBRADOR: Sí, No sabía yo, además que cuando lo leí porque me llamó la atención. Lean el artículo y díganme si esto es periodismo profesional, ético. Esas cosas pues no.



Ya entrado en descalificaciones, el presidente arremetió también contra Ciro Gómez Leyva, incluso reconociendo que lo hacía con suposiciones:


“A veces en los medios no se dan antecedentes, no se explica. Pero ya me imagino, no vi a Ciro anoche porque me acuesto temprano, pero ya me lo imagino, o sea, no hace falta verlo. No habló seguramente de esta empresa que tiene el contrato, no habla de la gran corrupción que ha habido en el sector salud, mucho menos va a hablar del propósito que tenían los anteriores gobernantes, a los que él protegía, de privatizar la salud. Ni modo que hable de eso. Pero qué bueno que podemos replicar”.



Desde las sillas hacia el atril también se dan situaciones vergonzosas. En la ‘mañanera’ del 9 de enero, la ocasión fue de Isabel Arvide reclamando una tajada de publicidad oficial:


ISABEL ARVIDE: Señor, mi segunda pregunta sería sobre la publicidad oficial. Hay una nueva reducción en el monto que se va a gastar este año, hay también 80 millones de mexicanos que utilizan internet, y de esos 80 millones, 70 por ciento se informan por internet; sin embargo, quien recibe la publicidad oficial es un semanario que se llama Proceso, que usted dijo que no se lee, y cada semana vemos un gran número, a veces 11, a veces 13, a veces 16, pero vienen páginas y páginas de publicidad, y quienes tenemos un portal, hacemos, estamos en redes sociales, estamos aquí desde la madrugada, no recibimos un centavo de publicidad. Entonces este año, señor, ¿va a haber alguna manera en que esto cambie?, ¿en que lo que usted ha llamado benditas redes sociales tengan mayor importancia que un semanario, que además lo golpea? Todo el tiempo, está buscando de qué manera estar en contra y estar fustigando innecesariamente; porque si no, podríamos tener un nuevo paradigma de: ‘Solamente te pago si me pegas’. Esa sería mi pregunta, señor.

LÓPEZ OBRADOR: Bueno, Jesús (se ríe) vamos a que…

ISABEL ARVIDE: Porque además hasta certificado de virginidad para aspirar a tener publicidad ¿eh?



En la radio, Grupo Siete anunció el 31 de enero hacia el mediodía que los programas de Eduardo Torreblanca y Pedro Ferriz de Con dejarían de transmitirse inmediatamente en su frecuencia conocida comercialmente como XFM 92.1 en el Valle de México. La razón, que la empresa productora de ambas emisiones, Central FM Equilibrio, propiedad de Ferriz, incumplió obligaciones contractuales.



Algo pasó durante la tarde en Grupo Siete, que esa decisión no fue suficiente. Hacia la noche emitió otro comunicado en que anunciaba, de plano, la desaparición de todo su concepto XFM y el consecuente despido del resto de sus figuras.



Si todo eso no es suficiente, la Agencia de Noticias del Estado Mexicano, Notimex, pasa por un momento muy oscuro. La directora Sanjuana Martínez inició su administración sacando a una mafia que tenía controlada a la institución, pero ahora el conflicto dio un giro desde que la nueva dirigente sindical electa, Adriana Urrea, fue despedida. Denuncia que la directora busca acabar con el sindicato y revocar el contrato colectivo de trabajo mediante despidos injustificados y amenazas. Ronda el fantasma de la huelga.


En la revista Proceso, el cambio de dirección estaba anunciado desde diciembre y se concretó con el inicio de febrero. Rafael Rodríguez Castañeda pasó a retiro luego de encabezarla desde 1999, periodo en que continuó y acentuó el perfil editorial de confrontación con el poder con que fue fundada en 1976, poco después de que Julio Scherer García había sido expulsado de la dirección del periódico Excélsior por el gobierno de Luis Echeverría Álvarez.


El nuevo y tercer director en la historia del semanario es Jorge Carrasco Araizaga, quien fue reportero ahí por 15 años y antes había estado en Notimex, El Economista, Reforma y la ONU.



La situación de los medios de comunicación sigue siendo complicada. El recorte drástico a la publicidad oficial es únicamente uno de los muchos factores, tal vez de los menos relevantes. Los ataques de ida y vuelta entre el poder político y los medios no son más que parte del escenario. El reto es de reinvención, de competitividad en los contenidos y formatos, de innovación y de replanteamiento de todo el modelo de negocios. No es una crisis que terminará pronto pero que sí irá dejando a un lado a quienes no entiendan o se resistan a la realidad cambiante del mercado.

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